EL PUEBLO

CHERÍN significa Castillo Sagrado. Allá por el siglo XI, ya se menciona el Castillo de Sant Afliy, como uno de los lugares de época nazarí, al que pertenecían las alquerías de Cherín, Laroles y Picena.

PATRIMONIO

El patrimonio histórico de Cherín estriba en su singularidad y relevancia. Su bien más destacado es la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, antigua mezquita convertida a templo cristiano,3​ un bello ejemplo de la arquitectura mudéjar en La Alpujarra. El puente de hierro que conecta las dos partes de la localidad, es atribuido a la escuela de Eiffel, es el otro bien emblemático. Testimonio de su historia, son los restos arqueológicos del Castillejo Sant Afliy, que lo ubican en el periodo emiral-califal.

SITUACION GEOGRAFICA Cherin, esta situado en la parte baja oriental de la Alpujarra Granadina, entre las provincias de Granada y Almería. Es la puerta oriental de la alpujarra. ALTITUD: 535 m. sobre el nivel del mar: GPS: 36º58’00’’NO 3º00’44’’O.
CLIMA MEDITERRANEO EL pueblo goza de temperaturas suaves y agradables todo el año.

 

GASTRONOMIA Una cocina con clara influencia morisca, repleta de sabores de los productos locales.El pueblo dispone de tres bares-restaurante.
AMBIENTE FAMILIAR Un pueblo acogedor de gente sencilla, con encanto y una generosidad mágica.
TRADICION & DIVERSION En sus fiestas podrás disfrutar de verbenas, variados juegos infantiles, teatros, procesiones y como no, de su recreación de Moros y Cristianos.

 

 

MAR Y MONTAÑA El pueblo goza de tener la suerte de estar a 30 minutos del puerto La Ragua ( 2000 metros de altura ) y en otros 30 minutos estar en las playas de El Ejido o Adra. Su río, frontera natural de las provincias de Granada y Almería abastece a un hermoso vergel  de naranjos y variadas hortalizas. Su mar de olivos verdes y plateados produce la flor dorada de La Alpujarra, el aceite, cargado de sabor y tradición centenaria.  Combatido por todos los aires, Cherín aún ofrece una imagen pacífica, laboriosa y bucólica. Se lava, se duerme, acurrucado en su arroyo soñoliento de siglos; y se despereza cada mañana teniendo en la ribera, la sombra de sus fachadas blancas.